El bodeguero peruano Carlos Rubini todavía recuerda cómo los soldados entraron en el viñedo Ocucaje un día en 1972, apuntaron a su padre a la cabeza y le dijeron que esas tierras ya no pertenecían a su familia. La drástica reforma agraria de la dictadura militar de los años 70 en Perú casi destruyó la antigua industria vitivinícola -introducida en este país por los conquistadores españoles- al entregar la administración de las tierras a los campesinos, que no supieron manejarla. Hoy, después de una ola de nuevas inversiones, un grupo de familias de reconocida tradición en la producción vitivinícola está resucitando este sector aprovechando el creciente interés por el vino en el mundo. Todo esto lo relata Robin Emmott de la agencia Reuters.


El arribo a Lima de la reconocida línea de vinos Finca La Celia hizo propicia la presencia del enólogo argentino Christian García en estas tierras, en breve pero instructiva visita, para presentarnos sus bebidas, las cuales ya se venden en más de 35 países.
Incluso se ofertan en los mercados monopólicos escandinavos y en Canadá, donde las exigencias de entrada son mayores aún que en las del resto de países del mundo.










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